domingo, 18 de julio de 2010

Reencuentros

Anoche hubo una fiesta, una de esas en las que no estaba desde que salí de la prepa, llena de caras conocidas que hace años no veía, me di cuenta de que mi memoria no es tan buena porque había olvidado más de un nombre, la fila para el baño era interminable y entrar... preferí ir al bar de la esquina que experimentar aquello. Gente muy ebria, olor a mariguana, piso pegajoso, patrullas, peleas, llanto, euforia. En fin, se mezclaron todos los elementos para que yo me sintiera como hace diez años, lo único que cambió fue el poder adquisitivo de los asistentes y la hora.

Llegué a la cita como a media noche, con un grupo de amigas, buscamos nuestro rincón y nos quedamos allí un rato, bailando y recordando. Nos servimos unos tragos y empezamos a "intensear", eso típico que hace uno cuando trae unos alcoholes encima. Hasta que se unieron más al grupo, entre ellos estaba aquel ex de la prepa... Aquí es donde empieza el verdadedo reencuentro.

Nos alejamos del grupo y estuvimos platicando como cada vez que nos encontamos en algún "evento social", de los planes de cada uno, el trabajo, los pasatiempos, lo tetos que éramos cuando fuimos novios, y lo bizarra que ha sido una relación desde entonces. Todo iba bien, nada trascendental hasta que decidimos que era buena idea salir a caminar, entonces comenzó la verdadera charla, sin tapujos ni máscaras, fuimos totalmente sinceros. Me sorprendió volver a darme cuenta de lo importante que ha sido en mi vida, de cómo aquella relación de hace tantos años me marcó, de cuánto cariño le tengo sin importar el tiempo.

Durante la caminata entre la Roma y la Condesa a las cuatro de la mañana me dijo que yo soy la flor de sus heridas. Al principio no entendí a qué se refería, pero de pronto todo quedó claro, fuimos -como dicen por allí- el primer amor el uno del otro, y por alguna extraña razón siempre nos volvemos a encontrar en algún momento vulnerable. Cada quien ha hecho su vida y al menos yo siempre que lo recuerdo o lo encuentro lo hago con cariño.

Nuestra relación fue de manita sudada y mucha cursilería alrededor, nunca viajamos juntos y jamás despertamos al lado del otro, no cocinamos ni hicimos ninguna de esas cosas que uno hace con una pareja ahora. Sin embargo, la sensación al recordar es como si lo hubiéramos hecho.

No sé si tengo nostalgia, por un momento pensé qué sería de nosotros si hoy estuviéramos juntos, y la verdad es que no me lo imagino, somos tan diferentes, hemos cambiado tanto que no podría verlo como una posibilidad. Al final fue tan sólo una noche de reencuentros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario