Reencuentros

Anoche hubo una fiesta, una de esas en las que no estaba desde que salí de la prepa, llena de caras conocidas que hace años no veía, me di cuenta de que mi memoria no es tan buena porque había olvidado más de un nombre, la fila para el baño era interminable y entrar... preferí ir al bar de la esquina que experimentar aquello. Gente muy ebria, olor a mariguana, piso pegajoso, patrullas, peleas, llanto, euforia. En fin, se mezclaron todos los elementos para que yo me sintiera como hace diez años, lo único que cambió fue el poder adquisitivo de los asistentes y la hora.

Llegué a la cita como a media noche, con un grupo de amigas, buscamos nuestro rincón y nos quedamos allí un rato, bailando y recordando. Nos servimos unos tragos y empezamos a "intensear", eso típico que hace uno cuando trae unos alcoholes encima. Hasta que se unieron más al grupo, entre ellos estaba aquel ex de la prepa... Aquí es donde empieza el verdadedo reencuentro.

Nos alejamos del grupo y estuvimos platicando como cada vez que nos encontamos en algún "evento social", de los planes de cada uno, el trabajo, los pasatiempos, lo tetos que éramos cuando fuimos novios, y lo bizarra que ha sido una relación desde entonces. Todo iba bien, nada trascendental hasta que decidimos que era buena idea salir a caminar, entonces comenzó la verdadera charla, sin tapujos ni máscaras, fuimos totalmente sinceros. Me sorprendió volver a darme cuenta de lo importante que ha sido en mi vida, de cómo aquella relación de hace tantos años me marcó, de cuánto cariño le tengo sin importar el tiempo.

Durante la caminata entre la Roma y la Condesa a las cuatro de la mañana me dijo que yo soy la flor de sus heridas. Al principio no entendí a qué se refería, pero de pronto todo quedó claro, fuimos -como dicen por allí- el primer amor el uno del otro, y por alguna extraña razón siempre nos volvemos a encontrar en algún momento vulnerable. Cada quien ha hecho su vida y al menos yo siempre que lo recuerdo o lo encuentro lo hago con cariño.

Nuestra relación fue de manita sudada y mucha cursilería alrededor, nunca viajamos juntos y jamás despertamos al lado del otro, no cocinamos ni hicimos ninguna de esas cosas que uno hace con una pareja ahora. Sin embargo, la sensación al recordar es como si lo hubiéramos hecho.

No sé si tengo nostalgia, por un momento pensé qué sería de nosotros si hoy estuviéramos juntos, y la verdad es que no me lo imagino, somos tan diferentes, hemos cambiado tanto que no podría verlo como una posibilidad. Al final fue tan sólo una noche de reencuentros.

Otra vez desde cero.

Ha sido un año muy complicado, empezó lleno de tropiezos. Sin trabajo, sin perro que me ladrara y con cirugía en puerta. Sacaron un pequeño intruso de mi cuerpo, lo volvieron a cerrar. Dolió, me recuperé y desde entonces mi salud volvió y el saldo fue una cicatriz nueva en la paza, sigue roja pero ya no duele. Después llegó el trabajo, el volverme a acostumbrar a un ritmo de vida, a levantarme por las mañanas y salir a la calle. Me perdí por la ciudad y me comprometí con Los Suicidas (mis amigos y su revista).

Entonces conocí a Manuel, un hombre maravilloso pero igualmente complicado, no sólo él, también su vida. A pesar de eso me atreví, lo disfruté intensamente hasta que las complicaciones nos ganaron, hoy el tiempo nos ganó y dejamos de estar juntos. No sé qué pase mañana, ni en un mes. La semana pasada me encontré a José (El ex) y no salí corriendo, no me dolió, hace un año hubiera pensando que moría.

Así como no he muerto otras veces, así como no me ha pasado nada life goes on. Ahora con trabajo, planes y sólo un intento fallido de relación más a acumular en la memoria.

Punto final.

Tengo que empezar a ponerle punto final a mis historias. Hoy me doy cuenta de que soy amante de los puntos suspensivos, y que no importa cuántas veces me coma el coco pensando que cualquier cosa me da "tan lo mismo" porque al final no es cierto. Tengo acumuladas varias historias con un letrero de; Pendiente. Pero ¿cómo comenzar? Es fácil decir que le voy a dar vuelta a la página, pero no se trata de eso, sino de cerrar el libro.

Mejor que ayer

Hoy comprendí que la tristeza en grandes dosis puede resultar benéfica para el insomnio. Hace tiempo que no perdía la conciencia por periodos tan prolongados. Claro la tos ayuda, me agota y me anestesia, y el llanto también produce un efecto similar. Son más de las dos de la tarde y yo sigo en mi pijama, la ventana me dice que es un lindo día -despejado y soleado-. Quizá en un momento más salga a ver qué pasará el día hoy, desde ahora siempre esperando que sea mejor que el anterior.

Triste

La felicidad es un estado de ánimo que va y viene, a veces es fugaz y otras veces permanece un poco. Puedo decir que el último mes fui feliz, quizá un poco más... hasta el día de hoy. Sentí una bofetada que golpeaba mi mejilla con una fuerza indescriptible y remató con un balde de agua helada sobre la espalda. Es increíble la forma en la que ese frágil límite se rompe dejándonos hundidos en una sensación de desamparo total. Estoy triste.

Lloré menos de lo que esperaba, un corazón roto no es ninguna novedad, al contrario, un corazón pleno es difícil de encontrar. Creía que el mío era de esos, ya me veía eternamente enamorada. Ahora de nuevo pienso que esas cosas sólo en las películas o las telenovelas. Las relaciones humanas me parecen cada día más complicadas. Creo que volveré a ponerme la coraza, estoy harta de que cada vez que me la quito me lastimen.

Me voy

Desde hace años he tenido muy claro que el sitio para mi es cerca del mar, hoy después de mucho darle vueltas al asunto ya tengo un pie allá. Me voy pronto, a más tardar en febrero. No voy a probar suerte como lo hice una vez, ahora voy a vivir mi vida.... No, eso también lo hice antes, más bien ahora voy a -como dicen por allí- echar raíces. Voy a extrañar todo lo que tengo aquí y a la gente que quiero, sin embargo es un paso que quiero dar.

Borre Vehemente

Cuando abrí mi blog anterior estaba triste así que destiné todas mis publicaciones a estar dentro del rubro, ser tristes. Hoy no lo estoy y quiero escribir por eso pero en un lugar en el que exista espacio suficiente para tanta emoción.

¿Por qué Borre? Heike me nombró así hace años y es un apodo que ha permanecido y trascendido más allá de lo que al principio me hubiera gustado, hoy me encanta porque representa parte de lo que más me gusta de mi: nuestra amistad que ha sobrevivido a todo.

Ahora este espacio existe para que la yo "vehemente" que ha estado reprimida por tanto tiempo salga a la luz y se exprese, para que pueda decir las cosas que la hacen feliz y que le molestan, que al fin después de tanto tiempo deje a un lado la prudencia y se atreva a ser quien es.